Alimentación
Reproducción
Respiración
Especies
Comunicación
Amistosos
Delfines De Agua Dulce
Los delfines recién nacidos se alimentan de
la leche materna, como dato curioso suelen hacerlo debajo del agua. Después se
alimentan de peces, calamares y de mariscos que sostienen con sus dientes
agudos. Los delfines son animales
sumamente voraces. Engulle toda clase de pequeños peces en grandes cantidades.
Vive en los mares templados, sobre todo en el Mar Mediterráneo y el Mar Negro.
El tipo de comida varía según la
especie, desde diferentes tipos de peces hasta cefalópodos; pero la alimentación
de Tursiopst. Se basa en caballas (Scomber japonicus), sardinas (Sardina
pichaldrus) y chicharros (Tratuchurus ); rodean los cardúmenes más o menos
grandes y con un esmerado trabajo en equipo, van rodeando y cazando los
individuos que se van separando del grupo; esta labor puede durar horas. Se
calcula que pueden comer alrededor de un 10 % de su peso en un ciclo diario y
probablemente repartido en varias comidas
En cuanto a la reproducción, el
delfín mular, que es la especie mejor estudiada, alcanza la madurez sexual entre
los 5 y los 12 años en las hembras, y entre los 9 y los 13 años en los machos.
Las cópulas ocurren en la primavera, y tras un período de gestación de 11 o 12
meses, la hembra pare una sola cría que es capaz de nadar y respirar pocos
minutos después del nacimiento. Esta es amamantada durante 18 meses y puede
seguir sin dificultad a la madre, nadando cerca de ella y aprovechando las
ventajas hidrodinámicas que le brinda el cuerpo de su progenitora
.
La gestación (embarazo) de una
delfín dura 12 meses y una vez que haya nacido, el bebé delfín se queda con su
madre de 3 a 6 años. Durante este periodo aprende técnicas de pescar y hábitos
sociales. Los delfines conviven en grupos relativamente pequeños y de vez en
cuando visitan otros grupos sin que esto suponga un problema.
Para
respirar necesitan ascender a la superficie del mar, haciendo un acopio de aire que les permite permanecer
sumergidos hasta 50 minutos y aún más. Durante su permanencia en el agua sus órganos respiratorios
permanecen cerrados, de modo que aunque abran la boca y puedan ingerir alimentos el agua no penetra en sus
bronquios
El
delfín común
Habita
en los mares cálidos y templados de todo el mundo, mide unos dos metros y medio
de longitud y tiene el pico de unos quince centímetros. A veces nada cerca de la
costa y también mar adentro, les gusta saltar fuera del agua y al sumergirse
casi no levantan espuma.
Los
de morro de botella
Que
alcanza una longitud de más de tres metros y medio, nadan en bancos o grupos por
el Atlántico y Pacífico.
Los
de Ganges
Han
perdido casi el uso de sus ojos, probablemente a causa de que los ríos en que
viven, el Ganges y el Indo, llevan un agua tan turbia que la vista les presta
poca utilidad. Estos delfines tantean el barro con sus largos hocicos para
buscar crustáceos y peces. Lo mismo que los delfines del Amazonas, los de Ganges
no abandonan jamás el agua dulce.
Los
delfines de bandera blanca
Viven
únicamente en el gran lago Tung-Tina 1,000 kilómetros río arriba del Yank-Tsé en
China. Con casi dos metros y medio de largo y un peso de cerca de 120
kilogramos, estos delfines de color pálido se hallan muy lejos de su ambiente
originario, el Océano. Casi ciegos, emplean sus largos y sensitivos picos para
tentar el fondo del lago en busca de peces. Cuando se asoma fuera del agua su
alta aleta dorsal sugiere la impresión de una bandera.
El
delfín de Risso o Grampus
Mide
hasta cuatro metros y medio. Es animal del Océano y uno de los más grandes.
Tiene la cabeza redonda, chata y carece de pico.
El Sonar Vivo
Por cada invención
humana, existe un sistema equivalente en la naturaleza que supera ampliamente al
del hombre en eficacia y posibilidades. Uno de ellos es eL sonar animal o eco
localización. En 1938 se descubrió que los murciélagos emitían unos sonidos
inaudibles muy agudos, denominados ultrasonidos (entre 40.000 y 80.000 Hz), y
recibían ecos que les daban abundante información con respecto al entorno. Unos
diez años después, las observaciones de un científico americano, permitieron el
descubrimiento del eco localización en los delfines. Al intentar capturar
delfines para un acuario, el científico observó que se podía conducir a los
delfines por un canal en dirección a una red. Sin embargo, a 30 metros de la red
invisible, los delfines cambiaban súbitamente de dirección y se alejaban. Pero
se los podía capturar si se empleaban redes con una malla más grande, o redes
embebidas en agua, donde no quedara ninguna burbuja de aire que pudiera reflejar
el sonido. Para obtener información sobre el ambiente, los delfines emiten
sonidos cuya frecuencia oscila entre menos de 2.000 y más de 100.000 Hz. Podemos
percibir los que son audibles para nosotros como una serie de golpecitos, que
pueden darse como sonidos individuales o como una sucesión de sonidos unidos
entre sí. El delfín, y otros miembros del suborden de los odontocetos, o
cetáceos con dientes, pueden determinar no sólo la distancia y el rumbo, sino
también el tamaño, la forma, la textura y la densidad de los objetos. Además,
también pueden recibir más información que nosotros por el mero hecho de alterar
el tono de uno de los golpecitos dentro de la sucesión y, como cada golpecito
que rebota es diferente, puede hacerles llegar un mensaje diferente. De este
modo, una sola sucesión de ecos produce una compleja imagen mental de un
objeto.
Existen al menos
cuatro tipos de información en el eco: la dirección de la cual procede, el
cambio de frecuencia, la amplitud del sonido y el tiempo transcurrido entre la
emisión y el retorno. Mientras el delfín explore, determina la dirección que
siguen los ecos que regresan y, de este modo, la orientación del objeto que
desea examinar. Los cambios de frecuencia hablan de su tamaño y su forma. La
amplitud del sonido y el tiempo transcurrido dan indicios sobre la distancia.
Sólo recientemente hemos comenzado a comprender de qué modo se producen y emiten
estos golpecitos y la forma en que el delfín percibe el eco: las emisiones de
los golpecitos nacen dentro de la cabeza del delfín. Los sonidos se producen
incluso mientras el animal esta bajo el agua, sin perdida de aire, lo cual
sugiere que se recicla dentro de su aparato respiratorio. Los costados de la
cabeza del delfín y su mandíbula inferior, que contienen una grasa aceitosa, son
las zonas que reciben el eco. La protuberancia que tiene en la frente es,
probablemente, el lugar donde nacen los golpecitos para la eco localización.
Cuando un delfín viaja, por lo general mueve la cabeza lentamente a un lado y al
otro, hacia arriba y hacia abajo. Este movimiento es una especie de exploración
global, que le permite al delfín ver un camino más ancho frente él. Pero si le
interesa un objetivo pequeño, como por ejemplo un pez en medio del agua oscura,
los movimientos exploratorios de la cabeza se vuelven rápidos y espasmódicos:
Las frecuencias bajas tienen largo alcance pero no son direccionales, y los
golpecitos de alta frecuencia sirven para investigaciones de corto alcance y
alta definición. A diferencia del sonido de alta frecuencia, es probable que las
vibraciones de baja frecuencia se reciban primero en el oído interno. Para poder
recibir e interpretar todos estos ecos, el cerebro del delfín tiene un lóbulo
auditivo mucho más grande que nuestro cerebro. Desde luego, no hay forma de
saber que es lo que oye el delfín. No podemos imaginarnos cómo se oyen la forma
y la distancia de los objetos. El sistema del delfín es de una precisión
sorprendente y le proporciona al animal mucha más información que la que el
sistema obtiene con el sonar. Por ejemplo, 'Dolly', un delfín entrenado por la
marina de los Estados Unidos, es capaz de recoger tres monedas que se echan al
mismo tiempo en tres direcciones distintas; recoge la primera cuando todavía se
está hundiendo, y halla la segunda y la tercera entre los sedimentos, al cabo de
escasos segundos, con muy poca visibilidad. El lenguaje es la comunicación de
pensamientos y sentimientos. El hombre es el único ser del reino animal capaz de
comunicarse por medio de patrones específicos orales bien definidos, así como a
través de sus transcripciones escritas. La cuestión es: ¿existen otros animales,
aparte del hombre, que tengan un lenguaje según lo que nosotros
entendemos?
Los delfines parecen tener una extraña
afinidad con los seres humanos. Es frecuente verlos acercarse a las
embarcaciones realizando vistosas piruetas en la proa de las mismas. Muchas
veces este acercamiento resulta muy costoso para estos amistosos cetáceos ya
que suelen ser víctimas de las redes de los barcos pesqueros. Según los estudios
realizados por la bióloga marina Karen Pryor de Hawai estos acercamientos han
cambiado en los últimos años. En un principio parece ser que los delfines pueden
distinguir entre los barcos de pesca y los de investigación científica incluso
cuando estos últimos sean pesqueros reformados ante los que se comportan con
total libertad. Pero tan pronto se acerca a la zona un buque de pesca toman
todas las precauciones, es decir: evitan los saltos fuera del agua y el vapor de
sus respiraciones sobresale menos sobre la superficie del agua. Esto no
significa que no se acerquen a los barcos de pesca. Lo hacen pero siempre por la
banda de estribor (derecha) y evitan como peste situarse a babor (izquierda).
Parece ser que se dieron cuenta de que las redes son recogidas por las poleas
que están a babor del buque, mientras que del otro lado no se exponen a ningún
riesgo.
Por último, no menos
sorprendente resulta el hecho de que los delfines del Pacífico al quedar
encerrados en una red mientras se intenta capturar atunes, permanecen nadando
tranquilamente en la superficie y en el centro de la red en espera del momento
en que el barco da marcha atrás para iniciar la recogida de la red. En esos
momentos el borde superior de la red, en las proximidades de la borda del barco,
se hunde durante unos pocos segundos, tiempo que los delfines aprovechan para
nadar en fila india saliendo de la mortal trampa por ese hueco. El
problema insalvable lo encuentran en la pesca nocturna donde los delfines no
pueden encontrar el hueco y quedan atrapados
El delfín rosado, también conocido como Delfín del Amazonas o "boto" es una de las cinco especies de delfines de agua dulce. Con tres metros de largo y 125 kg. De peso permanece activo las veinticuatro horas del día descansando por cortos períodos, como una particularidad esta especie tiene una mayor movilidad de cabeza que los otros delfines lo que le proporciona la flexibilidad necesaria para maniobrar entre los numerosos obstáculos de la selva inundada. El color rosado de su piel aparece sólo en los individuos adultos mientras que los jóvenes poseen el dorso gris negruzco y el vientre un poco más claro. Una leyenda local dice que a veces se convierte en hombre y sale del agua en busca de doncellas que desposar. La realidad es un tanto más cruda, en la actualidad está amenazado por la pesca excesiva de su alimento (peces de hasta 30 cm. y algunos camarones y cangrejos) la contaminación de los ríos y el intenso tráfico fluvial en las aguas donde habita. Pero afortunadamente ésta situación se está revirtiendo gracias a la activa intervención de las sociedades ecologistas dedicadas a su protección. Hoy miles de personas en todo el mundo están interesadas en la protección de esta rara especie así como de la cuenca del Amazonas.
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